Ver la siembra y la recolección, llenaría de asombro y encanto a cualquiera. "Se pensaría que el tiempo se detuvo": chapoleras siempre risueñas y con trajes coloridos, campesinos desyerbando, abonando, transplantando o podando los cafetos, sin mas herramientas que sus propias manos. Recolectores con canastos de mimbre repletos de café rojo, descendiendo por las colinas bajo el tibio sol del atardecer.

 

El café es almacenado y lavado con el agua más pura de la región, proveniente de manantiales que se han mantenido intactos, durante décadas.

 

Luego, los granos son extendidos al generoso sol Sevillano hasta lograr su perfecto secado, convertido en lo que llaman los campesinos cafeteros "café pergamino". Viene luego el proceso de trillado, que consiste en quitarle la cáscara amarilla al grano, transformándose en lo que el mundo conoce como  café verde o "Green Coffee".

 

Posteriormente, un alegre grupo de campesinas procede a seleccionar cada grano en lo que constituye todo un ritual, mientras cantan animadas canciones de su tierra.

 

Después sigue el empacado en sacos hechos de fique oriundo de la zona